¿Qué podemos hacer las empresas?
La guerra en Ucrania no podía haber llegado en un peor momento para la economía mundial. La recuperación económica - percibida luego de los peores momentos vividos por el COVID-19 - ha comenzado a debilitarse, la inflación aumenta, los bancos centrales de las principales economías del mundo planean subir las tasas de interés, mientras que los mercados financieros presentan comportamientos muy inestables. De otro lado, el incremento de los contagios por Covid en China, ha forzado el confinamiento de una población de más de 51 millones de personas –entre ellos la ciudad de Shenzhen con 17 millones de personas– y pone de nuevo en jaque a las cadenas de suministro globales.
En ese contexto, las principales economías occidentales, lideradas por EEUU, imponen un paquete de sanciones económicas a Rusia, nunca antes vistas, congelan sus reservas internacionales, prohíben el uso de su espacio aéreo para aviones de bandera rusa, entre otros. Rusia, por su parte, también cerró su espacio aéreo y anunció que ya tiene listo su plan de sanciones económicas para devolver la cortesía a Occidente.
Mientras tanto, los ciudadanos de todo el mundo empezamos a sufrir las consecuencias. Unos más que otros, sin embargo, en una economía interconectada, muy pocos pueden evitar los efectos negativos.
En ese sentido, las sanciones impuestas a Rusia, se diseñaron para evitar afectar las exportaciones básicas de energía de las que Europa depende para calentar los hogares, llenar los tanques de gasolina y poner en marcha las fábricas. Si se prohibieran las importaciones de gas y petróleo rusos, las consecuencias económicas para Moscú serían aún más severas, pero Occidente también tendría que cargar con un incremento en el costo de la energía y mayores posibilidades de recesión.
Consecuencias Inmediatas
La volatilidad del precio del petróleo – independientemente a su descenso desde el inicio del conflicto, de 128 a un poco más de 99 dólares, aún arrastra la tensión de la guerra y mantiene una subida del 27.4% en el 2022 – y el aumento del precio del gas, han sido los efectos inmediatamente percibidos por todo el mundo.
Los precios otras materias primas también se han visto afectados, especialmente los productos agrícolas, fertilizantes y los metales. Rusia y Ucrania son grandes exportadores de trigo y maíz, así como de metales esenciales como paladio, aluminio y níquel, que se emplean en todo, desde los teléfonos celulares hasta los automóviles.
Adicionalmente, “vamos a ver que las tarifas marítimas y aéreas se disparan”, dijo Glenn Koepke, gerente general de la red de colaboración en FourKites, una consultoría de cadena de suministro en Chicago. Advirtió que las tarifas marítimas podrían duplicarse o triplicarse de 10.000 a 30.000 dólares por contenedor y que podían esperarse aumentos aún mayores en los costos del transporte de carga aérea
Consecuencias para América Latina
Las transacciones económicas entre la región y las partes involucradas en el conflicto nos son especialmente trascendentes.
En 2021 los principales productos que Rusia le vendió a América Latina fueron fertilizantes, acero, petróleo refinado y las vacunas Sputnik, según el Observatorio de Complejidad Económica (OEC, por sus siglas en inglés), una plataforma que analiza datos de comercio internacional.
Los productos más exportados a Rusia desde la región son frutas, verduras, carnes y pescado.
El impacto de la guerra no es directo, está más relacionado con los efectos de esta crisis en la economía global.
Algunos inclusive podrían pensar que el incremento del precio de commodities como el petróleo y los granos podría beneficiar a países petroleros como Venezuela y a exportadores de granos como Brasil y Argentina.
Sin embargo, en esta ocasión se trata de una crisis económica mundial que viene acompañada de inflación y de bajo crecimiento, por lo tanto, ganarán por un lado, pero perderán por otro al importar productos terminados.
Efectos en el Perú
De cada 100 barriles de petróleo que se consumen en el Perú, 75 son importados. El alza de esta materia prima, sin duda nos afectará directamente, con efectos negativos en cuanto a la inflación.
De otro lado, en nuestro país el trigo es muy utilizado y necesario para la elaboración de harinas, panes y otros productos que componen la canasta familiar. En el año 2021, el Perú importó 1’853.980 toneladas por un valor de US$ 572 millones. Siendo que Rusia y Ucrania han detenido su exportación de trigo, los precios ya presentan un incremento sustancial. El precio de la tonelada de trigo alcanzó el récord de 400 euros en la bolsa de futuros de materias primas MATIF de París. El año pasado, aun con los incrementos, bordeaba los 240 euros.
En consecuencia - y sin tomar en cuenta otros efectos secundarios a causa de la crisis que experimentan nuestros socios comerciales, y a la agitada situación política interna - vemos que el escenario económico en nuestro país es de sumo cuidado.
Hora de poner especial atención en la gestión financiera
¿Qué podemos hacer las PYMES en un escenario de inflación como el que vivimos?
Si bien la inflación es un asunto gubernamental y hoy tiene causas que escapan inclusive a la mayoría de los países, las empresas podemos actuar para paliar alguno de los efectos.
Por ejemplo, podemos bajar costos fijos y tratar de eliminar algunos prescindibles. Optimizar los procesos, implementar planes para la generación de ahorros y eficiencias. Recordemos también que en inflación el valor del efectivo es muy importante, por la tanto podemos analizar la opción de compras al contado, al mejor precio posible y obteniendo ventajas de negociación. De igual manera, podemos hacer uso inteligente de la política de stocks considerando que en inflación el stock es una forma de ahorro en plata constante.
Te Ayudo360 S.A.C
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